El ex Canciller declaró después de dos meses y medio de ausencia.
Tras haberse enterado por teléfono antes de una cumbre internacional que lo echarían del Gobierno, Felipe Solá rompió el silencio en una entrevista y dijo que a pesar de la decepción, disfrutaba de los “dos meses y medio de libertad” que ya acumuló.
“Al principio sentí un golpe porque me echaron sorpresivamente. Yo pensé que no estaba en ninguna lista”, se sinceró Solá, para después dar por terminado el asunto. “Ya está, ya pasó”, quiso deshacerse del tema, cerró: “Siempre tuve cargos altos. Fui ministro, secretario, gobernador y vice, y nunca me habían rajado. Fue un shock”.
Pero para Solá la puerta de entrada fue tan súbita como la de salida. “Me sorprendió y me honró la designación como Canciller”. Reveló que en un primer contacto con el Presidente no se creyó capaz de asumir el compromiso, y que en efecto le había recomendado otro nombre para el cargo. “Le dije que esa persona sabía mucho más. No voy a decir quién era. Y él me dijo: ‘No, vos’. Incluso, le fui planteando objeciones y me dijo que lo iba a hacer muy bien. Ese respaldo fue un honor y lo acepté porque no soy un novato”, reconoció.
Pero un año y medio después se vería impactado en el sentido inverso. En una entrevista previa con la periodista Nuria Am para la CNN, el ex canciller había reconocido: “La forma en que recibí la noticia, que fue un llamado de Cafiero, me pareció que no era la apropiada por una cantidad de razones y se lo hice saber al Presidente”. Sobre su diálogo con Fernández en aquellas decisivas horas, comentó: “No volví a hablar, no me llamó. Con Cafiero fue por WhatsApp. Yo estaba en un avión en El Salvador. Le pedí que no anunciaran la noticia así no quedaba desapoderado en México, pero la necesidad de anunciar el gabinete era muy grande, y me contestó que los tiempos eran distintos y que lamentaba mucho que así fuera”, agregó. Y reiteró que se sintió defraudado por su salida del gabinete nacional. “Yo pensé que la Cancillería funcionaba muy bien, no lo imaginé”, afirmó.
En aquel momento de definición política, el Gobierno jugó sus cartas sin tiempo para la prolijidad: “Cuando me echaron habíamos perdido muy fuertemente las PASO y lo que yo dijera iba a ser usado por la prensa para atacar al gobierno”. Aunque lo manejaron a su antojo, Solá se mostró fiel y optó por el silencio, según dice, porque sabe “de qué lado está”.