La idea es que sea solo un impacto, para que la reacción negativa en la opinión pública esté concentrada en un lapso acotado.
Los precios de los combustibles no suben desde mayo de 2021. A diciembre, el retraso alcanzaba el 12%, según cálculos de algunas petroleras.
El primer rumor que comenzó a circular indicaba un descongelamiento para febrero. El ala energética del Gobierno piensa en una combinación: suba de tarifas y combustible para la misma época.
La idea es que sea solo un impacto, para que la reacción negativa en la opinión pública esté concentrada en un lapso acotado.
Las tarifas subirán en el verano, probablemente en febrero. Será una corrección general de entre 17% y 20%, que luego se extenderá a otros sectores a través de la segmentación de subsidios. En ese contexto, YPF tiene oportunidad para subir sus precios en dos momentos: antes de la suba de tarifas (por ejemplo, a fines de enero o comienzos de febrero) o después de las mismas, en marzo.
En caso que sea marzo, a la petrolera estatal le gustó el esquema aplicada en 2021: allí anunció -en marzo- tres correcciones del 5% cada una, consecutivas entre marzo y mayo. Si les dieran a elegir, probablemente quisieran repetir esa modalidad.