Se trata de una iniciativa que propone la elaboración de briquetas con materiales recuperados, que son utilizadas para reforzar el trabajo que realiza el área de Desarrollo Humano en épocas de invierno con la entrega de leña.
La fábrica de briquetas es una propuesta de Economía Circular desarrollada por la Municipalidad de Rivadavia, en la que un grupo de mujeres llevan adelante el proyecto de elaboración de briquetas con material recuperado en la planta de tratamiento de RUCALIM. En principio, dichos bloques térmicos están destinados a los abuelos que se calefaccionan con leña.
Se trata de una iniciativa que propone la elaboración de briquetas con materiales recuperados (como hojas de palets chipeados, aserrín de madera, chips de pino, ramas, polvillo de madera y agua), que son utilizadas para reforzar el trabajo que realiza el área de Desarrollo Humano en épocas de invierno con la entrega de leña.
“Con este programa buscamos generar oportunidades, promocionando el desarrollo y el potencial de las cuatro mujeres que elaboran las Briquetas, a partir de la elaboración de un insumo económico y ecológico para calefaccionar a las familias rivadavienses que lo necesiten”, destacó Lorena Arguello, Secretaria de Desarrollo Humano.
Por su parte, el Intendente Javier Reynoso señaló al respecto: “Necesitamos cambiar la forma en la que actualmente producimos y consumimos. Por eso es importante destacar el trabajo que se viene realizando desde el Municipio con respecto a Economía Circular. Nosotros asistimos a muchas familias con leña, y ahora con la fabricación de briquetas no solo generamos trabajo, sino que además reducimos los desperdicios y cuidamos el medio ambiente”.
Este proyecto está enmarcado en un conjunto de actividades que el Municipio de Rivadavia ha desarrollado en torno al concepto de Economía Circular, una perspectiva de trabajo centrada en un triple impacto que redunda en el cuidado del medio ambiente, la generación de empleo genuino, y el desarrollo económico de nuestro Distrito. En dicha línea, ya se encuentran en uso también los reductores de velocidad producidos con plástico reciclado, y pronto se llevará adelante una experiencia piloto en Sansinena, que pondrá en juego estos objetivos de forma integral.