El presidente Alberto Fernández cometió un furcio en pleno acto en Casa Rosada, al confundir el nombre de la revista de cultura villera Garganta Poderosa con Garganta Profunda, el apodo del espía del FBI que filtró todos los secretos del caso Watergate y, también, título de una película porno de culto.
El mandatario se encontraba brindando un fuerte respaldo público a los movimientos sociales luego de las críticas efectuadas ayer por Cristina Kirchner, con quien mantiene un enfrentamiento político.
Pero en medio de su exposición lanzó: “…Mi eterna deuda de gratitud con cada una de esas organizaciones; ahí veo al compañero de garganta profunda, como él miles… No, de garganta poderosa, poderosa, poderosa… Bueno, profunda también porque en esa revista nos enseñaron varias cosas ocultas”.
Los dichos del presidente causaron algunas risas cómplices y otras caras de asombro entre los que estaban presentes este mediodía en el Museo del Bicentenario.
El nombre del tipo que sabía todo también fue un secreto y el mejor guardado de la historia del periodismo. Su nombre, como fuente anónima, se mantuvo oculto durante treinta y tres años bajo un apodo elocuente, “Garganta Profunda”, que era el título de una película porno con pretensiones de cine de culto, pero que también simbolizaba un atributo de aquella fuente anónima, que tenía una voz grave, oscura, subterránea e intensa