Entre los jefes comunales crece la certeza de que la vicepresidenta no será candidata, aunque muchos necesitan su nombre otros apuestan a su hijo Máximo como el posible sucesor.
La campaña para que Cristina Kirchner sea candidata bajo la premisa de su prescripción luego de ser condenada a 6 años de prisión en la causa Vialidad, comenzó a declinar en la provincia de Buenos Aires, aunque algunos referentes del kirchnerismo duro insistan con mantener viva la expectativa.
Tras el renunciamiento de Mauricio Macri que anunció la baja de su condidatura a la presidencia la semana pasada, fue creciendo entre los intendentes y dirigentes bonaerenses la hipótesis de que Cristina kirchner, como dijo en diciembre, finalmente no jugará.
“Ella fue clara en diciembre en dos por oportunidades y esta semana con el tuit”, dijo un estrechísimo colaborador de Cristina. En Twitter, la exmandataria -que todo el tiempo confunde con sus señales- volvió a hablar de “proscripción” e involucró a los Estados Unidos en su inhabilitación para ejercer cargos públicos.
“Un Kirchner en la boleta” había sido un pedido de muchos intendentes en 2019, cuando se estaba armando la oferta electoral del peronismo en el ocaso del gobierno de Cambiemos. Aún Alberto Fernández no era una realidad como Presidente y menos lo era su pésimo desempeño.
Y así, cuatro años después, el reclamo sobrevive en algunos intendentes del conurbano, sobre todo los de la tercera sección electoral, que necesitan que el nombre y el rostro de Cristina figure en el cuarto oscuro, porque allí reside el voto duro K. Más aún de cara a una oferta electoral que podría ser muy deslucida en el tramo a presidente.
“Tracciona mucho Cristina en la boleta. No es que, si ella no está, el voto se va del peronismo. Pero su ausencia desmotiva y desmoviliza. Así que, sea o no candidata, ella tiene que hacer campaña”, dijo un colaborador de un importantísimo intendente de la tercera sección electoral.
No todos los intendentes del conurbano están con esa preocupación en la cabeza. Hay muchos que, hartos de las peleas que se eternizan en la cúpula del Frente de Todos y alarmados por los índices de inflación y pobreza, están más bien alarmados porque la boleta nacional los puede arrastrar para abajo.
“Yo mido diez puntos más que cualquier candidato a presidente que presentemos”, dijo un intendente de la primera sección electoral que se prepara para competir en una PASO. “Mi oposición hoy en día está en mi propia boleta”, aportó otro intendente de la misma sección. Y un jefe comunal de la tercera lo puso en estos términos: “Yo puedo tener 75 puntos de imagen positiva. Pero por más que mantenga el pasto corto en mi municipio, con esta inflación y sin una estrategia nacional, es poco lo que puedo hacer”.
Con este escenario electoral, el “factor Kirchner” comenzó a ser tema de conversación en el conurbano. No solo por el lugar que finalmente ocupará Cristina Kirchner durante la campaña, sino también por el destino de Máximo Kirchner, a quien se le termina su turno en Diputados.
El fundador de La Cámpora es mencionado por algunos dirigentes que comulgan con él como quien podría sostener el apellido en la boleta. “Vamos con Máximo”, dijo la mano derecha de un intendente que tiene buena relación con el diputado. Otro hombre fuerte del PJ bonaerense aportó: “Lo de un Kirchner en la boleta es una discusión que se abre fuerte, porque una cosa es con Cristina y otra cosa es sin ella. Es cierto que, con una boleta que aparenta no tener mucho atractivo en el tramo nacional, el apellido Kirchner, aún con Máximo, le puede dar más volumen político”.
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