En la Provincia casi el 11 por ciento de los electores optó por esta modalidad. Hubo distritos donde superó los 15. Cuál fue el único por encima del 20. Radiografía de una elección de cuatro cuartos.
El voto en blanco se quedó con el cuarto lugar en las PASO bonaerenses con un 10.9 por ciento de electores. Se trató, sin dudas, de un número sorpresivo que elevó la media habitual. Lo que está claro es que, de cara a las generales de octubre, todos los candidatos buscarán capitalizar a aquellos que tomaron la decisión de poner el sobre vacío en la urna.
La modalidad superó por más del doble a lo alcanzado a nivel nacional (4.78 por ciento) y dejó a la vista una disconformidad con las ofertas bonaerenses. Un cuadro que expone, a la vez, una crítica hacia todo el arco político.
Con ese marco de fondo, la elecciones en los distritos también tuvieron sus particularidades. Y, en algunos casos, no solo se superó el porcentaje provincial sino que se lo llegó a duplicar.
Uno de los casos más notorios se dio en Florencio Varela, donde el 14 por ciento de los vecinos tomó la decisión de poner su sobre en blanco en la categoría para intendentes en un distrito populoso. Casi 30 mil de menos de los 220 mil electores que formaron parte de los comicios.
Pero hubo casos aún más fuertes. En Lobería e Irigoyen, el voto en blanco superó el 17 por ciento y en Monte Hermoso, el 19. Son fuertes mensajes hacia adentro de los distritos.
Sin embargo, el dato más particular se lo llevó el distrito de Ayacucho. Con el 100 por ciento de los votos escrutados y una participación del 64.8 por ciento, Emilio Cordonnier no debió pasar por una interna de Juntos y alcanzó el 61,8 por ciento de los votos. La sumatoria entre los aspirantes de UP logró un 37.1.
Pero de más está decir que hubo un amplio sector del electorado que no encontró una representación acorde. Basta con ver que el 22.7 por ciento de los vecinos eligió votar en blanco para entender el inconformismo local.
A esto hay que sumarle, la merma en la participación electoral, que -sumado a los votos en blanco- terminan constituyendo prácticamente un cuarto de la masa de votantes habilitados. “Estamos en presencia de una elección de cuatro cuartos, más que de tres tercios, porque entre los blancos y la abstención estamos cerca también del 25 por ciento”, dijo el intendente de Berazategui Juan José Mussi, quien va por su sexto mandato en el distrito.
El desafío que tendrán ahora todos los intendentes que gobiernan distritos donde hubo un alto voto en blanco será poder llevarse una porción de ese electorado a su favor. Una pelea que tendrá su desarrollo político con el fin de poder cautivar a un grupo sólido que encontró en esta modalidad la forma de dejar en claro su desacuerdo con el funcionamiento actual de las cosas.