Con 77 agencias en la Provincia, un plan de despidos dejó al Instituto de Tecnología Agropecuaria bajo un umbral de incertidumbre. Técnicos, gremialistas y productores hablan sobre la importancia del ente
Si bien el rechazo en la Cámara de Diputados al artículo de la Ley Bases que permitía suprimir órganos o entidades del Estado fue eliminado, esto no significó que el INTA escape a la amenaza latente que es la poda de la motosierra de Javier Milei. “Todos los empleados del Estado están en revisión permanente” fueron las recientes palabras pronunciadas desde la gestión libertaria, una amenaza que tiene como objetivo borrar más 35 años de historia.
El Presidente, al cierre del acto en el Latam Economic Forum, no perdió la oportunidad para realizar un anuncio que disparó todas las alarmas en el sector público. Nada más ni nada menos, Milei ratificó que profundizará el “plan motosierra” y que el Gobierno va a despedir próximamente a otros 50 mil empleados públicos. Puntualmente, cada área del Estado deberá hacer una revisión del personal que tiene a su cargo y acercarle al ministro Guillermo Francos el listado de aquellos trabajadores a los cuales decidieron que no se les renueve el contrato. De esta manera, para el 30 de junio se agregaría un tendal de 50 mil nuevos despidos a la eterna búsqueda del equilibrio fiscal.
En este sentido, como ocurrió meses atrás, el INTA puede sufrir severos recortes, como ocurre en otras áreas del Estado como la Superintendencia de Seguros, la Anses, la Enacom y el Conicet.
El ajuste al que debería someterse el INTA implica desprenderse de un 30% de su planta, lo que se traduce en casi 1500 trabajadores. Al mismo tiempo, desde el Instituto señalan que existen 250 trabajadores más que podrían considerarse como cesanteados ya que están en edad de jubilarse.
Sin embargo, el camino no está totalmente allanado para que una institución emblemática como es el INTA sea suprimida tan fácilmente. Uno de los males históricos que aqueja a Argentina es lo que le da al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria una base inamovible que, a su vez, la aleja de los destinos que pueden llegar a tener otros entes como, por ejemplo, el Correo.
La matriz agroexportadora opera desde la fundación de este país y, pese a los sobrehumanos esfuerzos de Milei, eso no va a modificarse en el corto ni mediano plazo. Entonces, al no haber otra matriz que reemplace a esta, como podría ser la industrial, Argentina está obligada a continuar con el desarrollo y la producción de bienes agroexportables.
En este contexto, el INTA, que está directamente ligado a la producción de alimentos, al avance tecnológico e innovación de la producción se erige como un emblema inamovible en el futuro agropecuario de Argentina. En tanto, la relación directa de las entidades rurales, que participan en su conducción a través del consejo directivo, garantiza una relación con los exportadores y una total libertad, amén de desterrar las sospechas de estar copado por el kirchnerismo.
Sin ir más lejos, la provincia de Buenos Aires comprende en su territorio una buena porción de lo que es la zona núcleo; sin lugar a dudas, la región donde los cultivos agrícolas desarrollan su mejor potencial de rendimiento. Sin embargo, en el resto de la Provincia el INTA explota todas las capacidades productivas que tiene para ofrecer el territorio bonaerense en materia de agricultura, molienda, ganadería y pesca.
Esto es posible gracias a las 77 sedes que tiene distribuidas por toda la Provincia (10 en el AMBA, 28 Buenos Aires Norte y 39 Buenos Aires Sur). Esto hace que el INTA atraviese tangencialmente la producción agropecuaria pero que, además, acompañe a las comunidades en el desarrollo de huertas propias en la búsqueda de la soberanía alimentaria.
Que el INTA haya logrado safar de la motosierra es mucho por decir aún. No obstante, al igual de lo que puede suceder con el SENASA,
El Instituto cuenta con el acompañamiento de los exportadores de las provincias nucleadas en el Consejo Federal Agropecuario (CFA), entre las que se encuentra Buenos Aires, y que son actores con un peso importante. El gobierno de Milei se caracteriza por pasos apresurados, cerrar el INTA podría ser uno sin retorno.