En medio de tensiones internas, el kirchnerismo intensifica sus reproches hacia el Gobernador bonaerense y visibiliza un posible quiebre en el peronismo local.

El kirchnerismo bonaerense enfrenta una creciente fractura interna que podría impactar en su unidad de cara a las próximas elecciones. En el centro del conflicto se encuentran las disputas entre La Cámpora, encabezada por Máximo Kirchner, y sectores afines al gobernador Axel Kicillof, particularmente focalizadas en las acciones del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi.

El reciente acto de Ferraresi en Quilmes, al que omitió invitar a la intendenta Mayra Mendoza, desató una ola de críticas dentro del espacio ultras K. Este gesto, percibido como divisivo, exacerbó las tensiones preexistentes entre distintos sectores del peronismo en la provincia de Buenos Aires.

“Jorge está trabajando para debilitar al peronismo en los distritos que visita. Divide y confronta, sin comprender que debemos mantenernos unidos para fortalecer nuestras chances electorales”, afirmó un alto dirigente de La Cámpora en diálogo con Infobae, expresando preocupación por el futuro político del peronismo bonaerense.

Por su parte, La Cámpora responsabiliza a Kicillof de respaldar las acciones de Ferraresi y otros críticos dentro del peronismo, como Andrés “Cuervo” Larroque, aumentando la presión sobre el gobernador y alimentando las sospechas dentro de la organización ultra K.

En respuesta, desde el entorno de Ferraresi se defienden argumentando que sus acciones buscan fortalecer al peronismo en la provincia. “Si algunos compañeros se sienten excluidos, es porque estamos haciendo lo necesario para ganar elecciones”, declararon desde el municipio de Avellaneda.