El Presidente acusó a la Organización de las Naciones Unidas de “imponer una agenda ideológica” y se opuso firmemente a la Agenda 2030.

En su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente Javier Milei lanzó duras críticas a la ONU, acusándola de “imponer una agenda ideológica” y de desviarse de sus principios fundacionales. Según Milei, la organización dejó de velar por la paz y los derechos humanos para convertirse en un “Leviatán” que dicta cómo deben vivir los ciudadanos del mundo. Este debut marcó un claro alejamiento de la política exterior tradicional de Argentina, ya que el mandatario anunció que el país “abandonará su posición de neutralidad histórica”.

Milei fue especialmente crítico con la Agenda 2030 de la ONU, calificándola como “un programa socialista”. La canciller, Diana Mondino, respaldó esta postura al anunciar días antes la “disociación” de Argentina del Pacto del Futuro, un acuerdo que busca promover la sostenibilidad económica, social y ambiental. Durante su intervención, el Presidente también condenó las políticas aplicadas durante la pandemia de COVID-19, afirmando que las cuarentenas deberían ser consideradas “un delito de lesa humanidad”.

El mandatario también arremetió contra la ONU por su postura frente a regímenes que, según él, violan los derechos humanos. “Se permitió el ingreso de dictaduras sangrientas como la de Cuba y Venezuela”, denunció, al tiempo que criticó la falta de acción contra países que discriminan a las mujeres o votan en contra del Estado de Israel. Según Milei, la ONU perdió el rumbo y se alejó de sus objetivos originales.

Además, Milei dirigió fuertes críticas al Consejo de Seguridad de la ONU, señalando que se “desnaturalizó” debido al uso del veto por parte de sus miembros permanentes para defender intereses particulares. Usó como ejemplo la guerra entre Ucrania y Rusia, acusando a la ONU de no enfrentar este conflicto y, en su lugar, centrarse en dictar a los países pobres qué deben producir y con quién deben vincularse.