22 octubre 2024

El acuerdo a corto plazo que busca cerrar el Gobierno con el FMI

Se retomarán esta semana las negociaciones, las que deberían derivar en un acuerdo de “corto plazo” entre las partes. Debuta un negociador.

Ya sin Rodrigo Valdés como responsable máximo del caso y con un nuevo representante negociador desde Argentina, comienza ya esta semana la etapa final para la aprobación por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) de las metas pactadas entre el país y el organismo para el segundo trimestre del año.

La novena revisión del Facilidades Extendidas firmado por Martín Guzmán en marzo del 2022, y que con dos revisiones rige las relaciones entre el Fondo y su principal deudor; debía haber sido aprobada ya a fines del primer semestre del año. Sin embargo los problemas de comunicación entre Javier Milei y el ministerio de Economía que maneja Luis "Toto" Caputo, hicieron que las discusiones se estancaran ante el pedido del director gerente para el Hemisferio Occidental Valdez de devaluar la moneda local como condición par avanzar en el acuerdo.

La negativa, lógica, desde Argentina trabó toda discusión. Ahora, sin el chileno interviniendo en el caso, se retomarán esta semana las negociaciones, las que deberían derivar en un acuerdo de “corto plazo” entre las partes. Esto es, aprobar el segundo trimestre, eventualmente el tercero, y pensar en alguna extensión del Facilidades Extendidas para el 2025. Y no mucho más.

La novedad de parte de Buenos Aires, es que debutará como negociador oficial desde la Argentina, el nuevo viceministro de Economía José Luis Daza, que asumió formalmente hace apenas quince días la Secretaría de Programación Económica del Palacio de Hacienda, pero que hace más de un mes que está trabajando en el tema .

Daza tiene un valor agregado. Argentino de nacimiento, vivió desde los seis años en Chile, donde desarrolló casi toda su carrera académica y parte de su trabajo en la función pública como miembro del Banco Central de Chile, delegado en Tokio.

El encargado primario de negociar para el FMI es el venezolano Luis Cubeddu, quién ya estuvo en Buenos Aires recogiendo los datos sobre las metas del segundo trimestre del 2024 para resolver (se descarta que positivamente) la aprobación de los compromisos de la novena revisión del acuerdo de Facilidades Extendidas, firmado en marzo del 2022. Es un paso necesario para resolver también la liberación de los 850 millones de dólares comprometidos por el FMI en ese acuerdo, dinero que llegaría para reforzar las reservas de la entidad que maneja Santiago Bausilli. Luego, ese dinero, volvería al FMI antes de fin de año, con los pagos obligatorios que debe hacer el país.

Se descarta que desde Washington no habrá reparos en la aprobación de las metas, ya que, todos coinciden, incluso fueron sobre cumplidas por parte de la Argentina. Esto es, hubo un superávit primario de casi 1,5% acumulado al primer semestre, no se registró emisión monetaria para financiar el gasto y las reservas del BCRA se incrementaron en más de 7.000 millones de dólares en ese lapso.

Estos números avalan la aprobación, con lo que luego el paper elaborado por la repartición, llegará al board del organismo, donde se le dará el aval definitivo. Para fines de octubre, el dinero debería estar ingresando en el Banco Central.

El problema en realidad no radica en este capítulo, sino en el incumplimiento de la meta de acumulación de reservas para el tercer trimestre del año, objetivo que el país no logró por unos U$S 1.500 millones. En este punto, Argentina debería pedir un waiver al organismo; lo que complicaría la estrategia de Caputo de lograr rápidamente y en el mismo proceso revisor desde el FMI, la aprobación de las metas del segunro y el tercer trimestre del año. Más complicado aún es el recuerdo del paper de "recomendaciones y críticas" firmadas por Valdés en julio pasado, sobre los problemas económicos del país y las necesidades de reformas profundas para poder continuar con la buena relación bilateral.

Ya se descarta casi totalmente la posibilidad de un nuevo acuerdo con el FMI que implique nuevos fondos frescos, una alternativa que recién se discutiría en el 2025, y sin la voluntad de flexibilidad por parte de la sede de Washington (así lo dejó en claro Cubeddu en su reciente visita a Buenos Aires), solo le resta al país cumplir con las metas, recibir avales desde el Fondo y no mucho más.

Esta actitud provocó en el gobierno de Javier Milei cierta desilusión, que el propio presidente dejó en claro al descalificar a Valdés, llamándolo hombre del "Grupo de Puebla", en referencia a su pasado como ministro de Economía del gobierno chileno de centroizquierda de Michelle Bachelet.

El mensaje que se le deslizó al economista venezolano que estuvo en Argentina y trabaja con Valdés como jefe, es que en esta oportunidad, dado que no habrá más fondos ni nuevo acuerdo, es que las relaciones se mantengan en equilibrio diplomático y que no haya críticas que compliquen más la relación del país con los mercados financieros, en tiempos en los que Luis "Toto" Caputo está intentando cerrar el 2024 y garantizar el pago de unos US$5.100 millones que el país debe liquidar en enero 2025 para atender los compromisos que surgen de los cupones Globales y Bonares.

"Si no ayudan, por lo menos que no compliquen", se escuchaba decir cerca del ministro de Economía en medio de las negociaciones con el FMI.

Lo que no quiere que se repita Argentina, y es parte de la negociación de Daza, es la posición clara que el FMI mostró un día después de la recomendación al board de la aprobación de las metas del primer trimestre del año, cuando dejó en claro y públicamente, sin eufemismos, las diferencias con el programa cambiario y monetario del Gobierno de Javier Milei.

En conferencia de prensa de la vocera del organismo, Julie Kozack, con el Staff Report sobre Argentina y el período enero- marzo en la mano, aseguró que "la eventual 'competencia de monedas' dentro del régimen podría asemejarse al sistema de flotación administrada que prevalece hoy en Perú y Uruguay".

Con esto, de un plumazo, descartó que desde la sede de Washington del organismo se pueda llegar a avalar un esquema de dolarización lisa y llana, y menos con dinero del organismo. Mucho menos, en un proceso de apertura del cepo con dólares del FMI como paso previo a ese esquema cambiario que Milei defendió en la campaña electoral, y mantuvo como posible hasta mayo de este año, aún en su versión aggiornada de "competencia de monedas". Según Kozack, bajo elaboración técnica de Valdés, el esquema viable para Argentina debe orientarse según los ejemplos de Perú y Uruguay. Esto es, una flotación cambiaria administrada, con vigencia plena de la moneda local.

La vocera amplió luego la visión del FMI, afirmando que "la estabilidad de precios seguirá siendo un objetivo primordial del banco central, en un contexto en el que los individuos son libres de ahorrar y realizar transacciones en las monedas de su elección. Otras monedas no tendrían curso legal y los pagos de impuestos seguirán realizándose en pesos". Es decir, sin dolarización y con una "competencia limitada".

Esto, además de asignarle al BCRA un rol fundamental y claro, contradiciendo la idea política de Milei de su cierre y manteniendo "sus funciones de prestamista de última instancia para instituciones financieras elegibles (solventes), continuaría esterilizando las compras de divisas y gestionando la liquidez a través de operaciones de mercado abierto con títulos públicos".

Se conoció también que, en esas negociaciones de mayo pasado, que derivaron en esta posición irreductible del FMI ante la dolarización, competencia de monedas y rol del BCRA, hubo pedidos concretos del organismo que conduce Kristalina Georgieva para que el país devalúe su moneda "al menos un 20%", que elimine los diferentes tipos de cambio y que libere más la política monetaria oficial.

Es algo a lo que tanto Caputo en directo, como Milei desde el zoom, se negaron tajantemente. Incluso, se comenta dentro de la Casa Rosada, con algún que otro exabrupto hacia los hombres de Washington de parte del ministro de Economía. Otra misión de Daza será que se entienda que se terminó el tiempo de los exabruptos, y comenzó el de las negociaciones de convivencia.

Así las cosas, y cuando se acerca el momento de la aprobación de las metas del segundo trimestre del año pactadas con el organismo, la intención ahora del Gobierno es que no haya nuevos papers molestos que sean presentados en la sede del FMI de Washington. Nuevamente, tarea de Daza.

Y que, ya que no hay por ahora fondos frescos ni voluntad de negociación posible para este año, que no existan tampoco declaraciones de Valdés (ya retirado del caso argentino), Kozack o algo similar que complique la estrategia de cierre del año de Caputo y Bausilli. De lo contrario, amenazan desde Buenos Aires, habrá que esperar nuevas embestidas de tipo ideológico desde el jefe de estado libertario. Finalmente, otra misión de Daza. Evitar los exabruptos. En este caso, desde Buenos Aires.

Más leídas
Más relacionadas