El gobernador de Mendoza ya habla de un frente electoral con LLA. Hay convicción, pero también temor por perder en la provincia y por el manejo discrecional de fondos que hará la Casa Rosada.
Alfredo Cornejo comenzó a dar señales en público del asunto político que lo desvela en privado, del cuál todavía no sabe qué hacer, pero que podría ser clave para el futuro de Cambia Mendoza: el gobernador, en la serie de entrevistas que brindó durante los últimos días con motivo de cumplirse hoy el primer año de su segundo mandato, dejó la puerta más que abierta a la alternativa de hacer un acuerdo electoral con Javier Milei para las elecciones legislativas de 2025.
Puso el mandatario, sin embargo, algunas condiciones para que ese arreglo llegue a concretarse. Habló, en una de esas notas periodísticas, de que el eje principal para ese acuerdo debe ser la “convicción” de hacerlo. Pero a la hora de analizar por qué finalmente los radicales mendocinos y sus aliados buscarán otra vez tener una pata nacional, los principios empiezan a quedar un poco lejos.
En los hechos es verdad que a Cornejo lo acercan un puñado de razones importantes como para justificar que el año que viene la necesidad de un acuerdo programático con La Libertad Avanza, el partido del presidente que hoy está en plena formación tanto en Mendoza como en la mayoría de las provincias del país. El mendocino compró casi desde el primer día el plan de déficit cero (aunque con algunas críticas como el recorte en las jubilaciones) y está convencido de que el camino para la recuperación de la economía es seguir la propuesta mileísta por más dura que esta sea para algunos sectores de la sociedad. Pero hay un montón de cosas, no menores, que lo alejan y mucho de Milei: Cornejo no está de acuerdo con la extinción el Estado, observa con preocupación algunos embates a la institucionalidad y, sobre todo, está sufriendo en carne propia las prácticas políticas de la Casa Rosada que, en caso de una alianza, derivarán en un relato muy difícil de sostener ahí.
A un año ya de andar, Milei dio muestras de que aprendió a manejar su relación con los gobernadores apelando a las viejas prácticas kirchneristas que tanto dice despreciar. Los mandatarios de provincia ya se dieron cuenta de que ahora están padeciendo la versión libertaria del “palo y billetera”, método que supo implementar Néstor Kirchner en su momento, que luego continuó Cristina Kirchner y que no implica otro mecanismo que buscar disciplinar a través del control de la caja.