Gustavo Sáenz sostuvo que “no tenemos por qué explicarles lo que estamos haciendo”.

El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, respaldó públicamente la construcción de un alambrado perimetral de 200 metros en el cruce fronterizo con Bolivia, cerca del Río Bermejo. La medida generó tensiones con el gobierno boliviano, que expresó su preocupación a través de su cancillería, señalando que podría afectar “la buena vecindad y convivencia pacífica”. Sáenz desestimó las críticas y fue contundente: “ No tenemos por qué explicarle a Bolivia lo que estamos haciendo”.

El mandatario salteño calificó de “locura” los reclamos del Ejecutivo boliviano, presidido por Luis Arce, y explicó que la obra busca ordenar el flujo de personas hacia Migraciones. “Es un alambrado que ocupa el tejido municipal de Aguas Blancas. La única intención es saber quién entra y quién se va, y que pasen por los lugares que corresponden”, aseguró. También señaló que Bolivia está “un poco enojada” porque Argentina está adoptando medidas que antes no se tomaban, como la eliminación de la salud pública gratuita para extranjeros en Salta.

La construcción del alambrado forma parte del Plan Güemes, impulsado junto al Ministerio de Seguridad nacional. Según Virginia Cornejo, directora Nacional de Vigilancia y Control de Fronteras, la iniciativa busca combatir los delitos federales en áreas estratégicas como Orán y Aguas Blancas. El proyecto contempla controles más estrictos para prevenir actividades ilícitas y reforzar la seguridad en la frontera norte de Salta.

El gobierno boliviano, por su parte, repudió la construcción del vallado a través de un comunicado oficial. La cancillería manifestó que “los temas fronterizos deben ser tratados por medio de mecanismos de diálogo bilaterales” y adelantó que solicitarán información por los canales diplomáticos para evaluar acciones. El texto destacó la importancia del diálogo constructivo entre ambos países para resolver cuestiones de interés común.