La información se conoció al publicarse archivos del Ministerio de Defensa británico. En las actas, que datan de 1982, se habla del pánico causado por los funcionarios de Londres si se llegara a conocer la información.
Los buques de guerra británicos desplegados durante la Guerra de Malvinas, en 1982, estaban armados con docenas de armas nucleares de profundidad.
El sitio Declassified UK reveló material publicado en los Archivos Nacionales. Marcado como “Atómico de alto secreto”, el documento sostiene que la presencia de armas nucleares “causó pánico entre los funcionarios en Londres”, cuando se dieron cuenta de los daños que podrían haber causado.
Un acta del Ministerio de Defensa británico, fechada el 6 de abril de 1982, habla de la “gran preocupación” de que algunas de las “bombas nucleares de profundidad” pudieran “perderse o dañarse y el hecho se hiciera público”. El acta agregaba: “Las repercusiones internacionales de tal incidente podrían ser muy dañinas”.
La existencia de las armas, siempre según la nota firmada por el periodista Richard Norton Taylor en el sitio Declassified UK, habría provocado una disputa entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Relaciones Exteriores británico, que pidió “desarmar” las armas. Pero la Marina se negó a hacerlo.
“En caso de tensión u hostilidades entre nosotros y la Unión Soviética al mismo tiempo que la Operación Corporativa [el nombre en clave dado a la liberación de las Malvinas], la capacidad militar de nuestros buques de guerra se reduciría drásticamente”, fue el argumento del Ministerio de Defensa.
Las armas fueron transferidas de las fragatas y destructores a los portaaviones más grandes, HMS Hermes y HMS Invincible, donde las armas podrían estar más protegidas. Según el archivo desclasificado, el Hermes tenía 18 armas nucleares a bordo y el Invencible 12, mientras que el buque auxiliar de la Flota Real, Regent, tenía una.
“Me alegré mucho de tener su confirmación de que el HMS Sheffield no llevaba una bala inerte cuando fue alcanzada”, habría afirmado Sir Antony Ackland, un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El Ministerio de Defensa admitió en 2003 que los barcos británicos llevaban armas nucleares y que un contenedor de armas había sido dañado. Pero hasta ahora nunca se había revelado la cantidad de armas.