El exgobernador de Entre Ríos fue declarado culpable por desvío de fondos. Puso su renuncia como embajador en Israel a disposición por Twitter. El Presidente se la aceptó. 

El exgobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri, hoy embajador argentino en Israel y Chipre, fue condenado este jueves por la noche a la pena de ocho años de prisión de cumplimiento efectivo e inhabilitación absoluta perpetua para ejercer cargos públicos, en el juicio que se llevó adelante por tres causas por los delitos de peculado, negociaciones incompatibles en el ejercicio de la función pública y defraudación a la administración pública. El funcionario adelantó que apelará la sentencia y, por Twitter, puso su renuncia a disposición. Minutos más tarde, Alberto Fernández se la aceptó.

Tras una maratónica audiencia de 13 horas, el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Paraná, integrado por los jueces José María Chemez y Elvio Garzón, y  la jueza Carolina Castagno dio a conocer los lineamientos generales y fundamentos esenciales de la sentencia adoptada por unanimidad en el marco del denominado “juicio complejo”. Para la justicia entrerriana, hay pruebas suficientes de que Urribarri direccionó contrataciones de publicidad del Estado provincial para fines particulares a fines de 2014, cuando pretendía instalarse como el sucesor de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El fallo fue unánime.

En el mismo fallo fueron condenados a seis años y medio de prisión el exministro de Cultura y Comunicación de Entre Ríos Pedro Báez; y el cuñado de Urribarri, Juan Pablo Aguilera.

Urribarri adelantó este jueves por la noche que apelará el fallo de primera instancia pero, de todos modos, también puso a disposición del presidente Alberto Fernández su renuncia como embajador en Israel y Chipre.

"El fallo de hoy demuestra que para el tribunal el Estado de Derecho es una entelequia", se defendió Urribarri, quien catalogó a la sentencia de "aberración jurídica". "Estamos ante una nueva entrega de arbitrariedades y atropellos, que no es sino la lógica a la que hemos estado sometidos en estos seis años. Seguimos soportando el ensañamiento y las injusticias", agregó y cerró: "Nunca me voy a someter a la operatoria de amedrentamiento y disciplinamiento de la política. Hagan lo que hagan y pase lo que pase, nunca voy a dejar de hacer política".